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Las
Guerras de Religión Francesas – Una sucesión de guerras en
Francia durante el siglo XVI entre católicos y los protestantes
hugonotes.
-Introducción:
Los
hugonotes fueron los protestantes franceses de los siglos XVI y XVII,
muchos de los cuales murieron por su fe. El origen de la palabra
hugonote es incierto, aunque parece ser que procede del alemán
Eidgenossen (confederados bajo juramento), según se usó para
describir entre 1520 y 1524 a los patriotas ginebrinos hostiles al
Duque de Saboya. La pronunciación de la palabra hugonote puede
derivarse del nombre personal Hugues, un líder del movimiento de
Ginebra llamado Besançon Hugues (muerto en 1532). Tras el inicio de
la Reforma en Alemania, el movimiento se difundió rápidamente por
Francia, especialmente en lugares que habían sufrido depresión
económica y entre los descontentos con el orden establecido. Pronto
se desató la persecución y el primer mártir protestante francés,
Jean Vallière, fue quemado en la hoguera en agosto de 1523. A pesar
de la persecución el movimiento progresó aunque se tomaron medidas
contra el mismo tras el incidente de los 'Placards' en octubre de
1534, cuando pósteres que atacaban la misa fueron pegados por todo
París y hasta en la puerta del dormitorio del rey Francisco I en
Amboise. Muchos refugiados protestantes huyeron a Estrasburgo, que
entonces era una ciudad libre del imperio. En esa ciudad Martin
Bucero había organizado una Iglesia Reformada. El más famoso de
esos exiliados era Calvino, quien salió para Basilea en 1534 y allí
escribió su célebre Institución de la Religión Cristiana, en cuyo
prólogo escribía la rey Francisco I intercediendo por los
reformadores en Francia. En 1538 Calvino visitó Estrasburgo
atendiendo una invitación de Bucero, organizando la comunidad
francesa en dicha ciudad.
La
primera comunidad hugonote en territorio francés, fue la de Meaux
fundada en 1546 según el modelo de la comunidad de Estrasburgo. La
iglesia hugonote en París fue fundada en 1555 y a pesar de la
persecución se incrementó su número. Esta iglesia celebró su
primer sínodo en 1559 al que asistieron 72 delegados representando a
todas las provincias del reino y elaborando una confesión de fe que
estaba influenciada por las ideas de Calvino. Este sínodo
contribuyó, de manera notoria, a incrementar el número de los
reformados en Francia. Mientras que en esa ocasión había 15
iglesias representadas, en el de 1561 había 2150. La conspiración
de Amboise, constituida por hugonotes con el objetivo de secuestrar
al rey-niño Francisco II en marzo de 1560 acabó con la muerte de
todos los conspiradores menos Luis de Borbón, príncipe de Condé.
Pero los reformados habían llegado a ser tan poderosos que Gaspard
de Coligny, su líder más famoso, protestó en su nombre en la
Asamblea de notables en Fontainebleau en agosto de 1560 contra la
violación de la libertad de conciencia. Tras la masacre de Vassy,
donde una congregación de hugonotes reunidos clandestinamente para
adorar fue masacrada por los soldados de la familia Guisa, Condé
declaró que no había esperanza sino en Dios y las armas. En Orlénas
el 12 de abril de 1562 los dirigentes hugonotes firmaron un
manifiesto en el que señalaban que como leales súbditos eran
empujados a tomar las armas por la libertad de conciencia y a causa
de la persecución. De esta manera comenzó en Francia un periodo
convulso, conocido como la Guerras de Religión, que duraron hasta
finales de siglo. El incidente más famoso fue la Matanza del Día de
San Bartolomé, cuando en la noche del 24 al 25 de agosto de 1572,
tras un consejo en el que estuvieron presentes Catalina de Médicis,
reina madre, el rey Carlos IX, el duque de Anjou (más tarde Enrique
III) y los Guisa, se desató una masacre, en la cual Coligny y casi
todos los dirigentes hugonotes fueron asesinados en París. También
por toda Francia se sucedieron los altercados y los hugonotes fueron
asesinados por miles. Los supervivientes resolvieron presentar
resistencia y un partido político hugonote se formó cerca de Nimes
en 1573. Al principio, los hugonotes pensaron que la corona de
Francia pasaría a un hugonote, pero cuando se dieron cuenta de que
tal cosa no iba a suceder lucharon por la libertad religiosa y
civil.
La guerra se reinició tras la Matanza de San Bartolomé y continuó, con breves intervalos, a través del todo el reinado de Enrique III, que sucedió a Carlos IX en 1574. Las vacilaciones de Enrique provocaron la formación de una Liga Santa contra los hugonotes. Tras el asesinato de Enrique III en 1589 la corona recaía en Enrique IV, protestante, quien pudo alcanzar el trono tras abjurar del protestantismo y aceptar el catolicismo, privando así a la Liga de su pretexto para rechazarlo. Tras 40 años de luchas, los hugonotes obtuvieron la declaración de libertad religiosa, promulgada por Enrique IV en el Edicto de Nantes (1593). Sin embargo, las guerras civiles se sucedieron otra vez durante la década de 1620 en el reinado de Luis XIII, cuando los hugonotes fueron derrotados, firmándose la Paz de Alès en 1629 por la que a los hugonotes se les reconocía libertad de conciencia, pero perdían sus ventajas militares. Sus derechos del Edicto de Nantes fueron confirmados por una declaración real en 1643 hecha en nombre del rey infante Luis XIV. Pero el clero católico francés no aceptaba a los hugonotes y maquinó para desposeerlos de sus derechos. Durante varios años, hubo coerciones y muchos protestantes fueron obligados a convertirse. Finalmente, en octubre de 1865 Luis XIV revocó el Edicto de Nantes, lo que provocó para Francia la pérdida de más de 400.000 ciudadanos franceses que eran hugonotes. Muchos emigraron a Inglaterra, Prusia, Países Bajos y América, convirtiéndose en buenos ciudadanos de esos países. Como muchos de ellos eran comerciantes e industriosos, su ausencia significó una pérdida para Francia en la Revolución Industrial. Hacia principios del siglo XVIII los hugonotes parecían haber sido eliminados, proclamando Luis XIV que se había terminado con todo ejercicio del protestantismo en Francia. Pero ese mismo año una asamblea de protestantes celebró una conferencia en Nimes con el fin de restaurar la iglesia protestante. Aunque muy reducidos en número, los protestantes persistieron en Francia. Entre 1745 y 1754 la persecución se reavivó, si bien la opinión pública francesa comenzó a oponerse a las persecuciones. A pesar de la firme oposición del clero católico, un edicto de 1787 restauró en parte los derechos civiles de los hugonotes. En 1789, con la Revolución Francesa, la Asamblea Nacional afirmó la libertad de religión y otorgó a los protestantes el derecho de ejercer cualquier oficio y profesión.
La guerra se reinició tras la Matanza de San Bartolomé y continuó, con breves intervalos, a través del todo el reinado de Enrique III, que sucedió a Carlos IX en 1574. Las vacilaciones de Enrique provocaron la formación de una Liga Santa contra los hugonotes. Tras el asesinato de Enrique III en 1589 la corona recaía en Enrique IV, protestante, quien pudo alcanzar el trono tras abjurar del protestantismo y aceptar el catolicismo, privando así a la Liga de su pretexto para rechazarlo. Tras 40 años de luchas, los hugonotes obtuvieron la declaración de libertad religiosa, promulgada por Enrique IV en el Edicto de Nantes (1593). Sin embargo, las guerras civiles se sucedieron otra vez durante la década de 1620 en el reinado de Luis XIII, cuando los hugonotes fueron derrotados, firmándose la Paz de Alès en 1629 por la que a los hugonotes se les reconocía libertad de conciencia, pero perdían sus ventajas militares. Sus derechos del Edicto de Nantes fueron confirmados por una declaración real en 1643 hecha en nombre del rey infante Luis XIV. Pero el clero católico francés no aceptaba a los hugonotes y maquinó para desposeerlos de sus derechos. Durante varios años, hubo coerciones y muchos protestantes fueron obligados a convertirse. Finalmente, en octubre de 1865 Luis XIV revocó el Edicto de Nantes, lo que provocó para Francia la pérdida de más de 400.000 ciudadanos franceses que eran hugonotes. Muchos emigraron a Inglaterra, Prusia, Países Bajos y América, convirtiéndose en buenos ciudadanos de esos países. Como muchos de ellos eran comerciantes e industriosos, su ausencia significó una pérdida para Francia en la Revolución Industrial. Hacia principios del siglo XVIII los hugonotes parecían haber sido eliminados, proclamando Luis XIV que se había terminado con todo ejercicio del protestantismo en Francia. Pero ese mismo año una asamblea de protestantes celebró una conferencia en Nimes con el fin de restaurar la iglesia protestante. Aunque muy reducidos en número, los protestantes persistieron en Francia. Entre 1745 y 1754 la persecución se reavivó, si bien la opinión pública francesa comenzó a oponerse a las persecuciones. A pesar de la firme oposición del clero católico, un edicto de 1787 restauró en parte los derechos civiles de los hugonotes. En 1789, con la Revolución Francesa, la Asamblea Nacional afirmó la libertad de religión y otorgó a los protestantes el derecho de ejercer cualquier oficio y profesión.
-Causas:
La
matanza
de San Bartolomé
o masacre
de San Bartolomé
(en francés:
la
massacre de
Saint-Barthélemy) es el asesinato en masa de hugonotes1 (cristianos protestantes franceses de doctrina calvinista) durante las guerras de religión de Francia del siglo XVI. Los hechos comenzaron en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 en París, y se extendieron durante los meses siguientes por toda Francia.
Saint-Barthélemy) es el asesinato en masa de hugonotes1 (cristianos protestantes franceses de doctrina calvinista) durante las guerras de religión de Francia del siglo XVI. Los hechos comenzaron en la noche del 23 al 24 de agosto de 1572 en París, y se extendieron durante los meses siguientes por toda Francia.
-Protagonistas:
Las
Guerras
de religión de Francia
fueron una serie de enfrentamientos
civiles
que se desarrollaron en el Reino
de Francia
durante la segunda mitad del siglo
XVI.
Se distinguen hasta ocho guerras distintas acontecidas entre 1562
y 1598,
si bien la violencia fue constante durante todo el período.
El
detonante de las Guerras de Religión fueron las disputas religiosas
entre católicos
y protestantes
calvinistas,
conocidos como hugonotes,
exacerbadas por las disputas entre las casas nobiliarias que
abanderaron estas facciones religiosas, en especial los Borbón
y los Guisa.
Por
añadidura, la guerra civil francesa tuvo dimensiones
internacionales, implicando en la lucha a la potencia protestante del
momento, la Inglaterra
de Isabel
I, con la máxima defensora del catolicismo y mayor potencia de
la época, la España
de Felipe
II. Debido a ello, el conflicto influyó de manera determinante
en el éxito de la rebelión de las Provincias
Unidas contra el dominio español y en la expansión de las
confesiones protestantes en el Sacro
Imperio Romano, regido por el tío de Felipe II, el emperador
Fernando
I de Habsburgo.
El
conflicto acabó con la extinción de la dinastía
Valois-Angulema y el ascenso al poder de Enrique
IV de Borbón, que tras su conversión al catolicismo promulgó
el Edicto de
Nantes en 1598,
garantizando una cierta tolerancia religiosa hacia los protestantes.
Sin embargo, los conflictos entre la Corona y los hugonotes se
reavivaron periódicamente, hasta que el nieto de Enrique IV, Luis
XIV, revocó tal tolerancia con el Edicto
de Fontainebleau de 1685,
proscribiendo toda religión excepto la católica, lo que provocó el
exilio de más de 200.000 hugonotes.
-Consecuencias:
Esta
guerra tuvo duras consecuencias:
Las
iglesias y catedrales tomadas por los protestantes sufrieron grandes
daños.
A
causa de la violencia sufrida en esta guerra, ciudades como Ruán,
Orleans y Lyon pasarán a ser la sede del catolicismo más
intransigente.
El
final de la guerra conduce a muchos católicos a vengarse de los
protestantes.
Durante
1563 se entablan muchos pleitos para tratar de condenar a los
protestantes que saquearon las iglesias. Al final, la paz impuesta
por la reina madre resulta ser muy precaria. Los católicos alimentan
rencores hacia los protestantes por la destrucción que éstos habían
causado. La primera Guerra de Religión fue la más destructiva. En
cuanto a los protestantes, siguen convencidos de que deben convertir
el reino a su religión y determinados a hacerlo.
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